Sobreviviendo la tarde (Libre)

Estaba tan aburrido y sin nada que hacer, ahora pensaba que haberse escapado de clases realmente no fue una buena idea. ¿Como hacia su hermano para divertirse? No podía ir a la biblioteca porque lo descubrirían, tampoco buscar a sus amigos porque estaban en clases, siquiera merodear por los pasillos porque no quería mas problemas. Suspiro audiblemente y saliendo del castillo se encamino al lago, que parecía el único lugar tranquilo. Tal vez descansar un poco le vendría bien.
Jugo unos momentos arrojando piedras, viendo como el calamar sacaba sus tentáculos buscando el causante de la agitación del agua, pero rápidamente se aburrió y decidió sentarse a la sombra de un árbol. Su vida en el castillo cada día era mas aburrida y tener que lidiar con los amigos de su hermano no era nada agradable, ademas claro de enfrentarse a sus compañeros de casa... ¿Por que no lo podían dejar en paz? En uno de esos enfrentamientos llego a donde estaba, necesitaba una distracción a como diera lugar, pero era difícil cuando te encargabas que nadie se te acercara...
-Que aburrimiento...- Suspiro una vez mas

No tenía ganas de sorportar una tediosa clase de historia de la magia, y como ese áburrido fantasma nunca notaría su ausencia, prefierió escaparse de forma sigilosa.Fred quería ir con él, pero no le había ido bien en su último examen, así que dejó a su amigo fugarse solo.

No era que tuviera mucho que hacer.Ya en cinco años había descubierto cada centímetro cuadrado en Hogwarts, incluso más cosas de las que aparecían en su amado mapa. Prefirió salir del castillo hacia los jardines, donde seguro no lo molestarían y podría tomar una tranquila siesta a la sombra de un arbol.

A lo lejos vio una persona acercarse y le pareció reconocer la silueta de su hermano. Frunció el ceño de inmediato. ¿Tanta mala suerte podía tener? Solo esperaba que se fuera rápido o que por lo menos no tuviera muchas ganas de molestarlo, no estaba de humor para aguantarlo.
Suspiro de forma audible nuevamente y deslizándose hasta casi quedar recostado, rogó por que el árbol lo ocultara aunque sea unos minutos y por si acaso aferro la varita en su túnica.